Las aguas bajan turbias
Hace unos años, cuando Aníbal Ibarra era el hombre fuerte de la ciudad de Buenos Aires, un ilustre olvidado (Abel Fatala) se llenaba la boca diciendo que se terminarían las inundaciones de las calles porteñas. ¡Un visionario! Días atrás, las calles se volvieron a inundar y el caballito de batalla de aquel funcionario (el arroyo Vera, que pasa por debajo de Blanco de Encalada, en pleno corazón del exclusivo barrio de Belgrano) volvió a salirse de madre. Este post estaba pensado en quién sería el primero de los candidatos porteños en utilizar la tribuna política para florearse con propuestas tendientes a solucionar el problema que acarrean las inclemencias del tiempo. Pero fue el lord Jorge Telerman quien puso el pecho a las balas y, dejando de lado el perfume francés, brindó las correspondientes excusas: "la culpa es del cambio climático". Este blog, en uno de sus primeros post ya daba cuenta de esta problemática que preocupa al mundo entero, mientras que quienes hacen política en Argentina miran para otro lado. "El cambio climático no es una novela de ciencia ficción, lo vemos día a día, con lluvias cada vez más fuertes", dio cuenta Telerman. Y cuando no se hablaba del cambio climático, las calles porteñas seguían siendo un émulo de Venecia. Seguro que alguien saldrá a decir que cuando gobierne se solucionará el problema.
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