Espejito, espejito

"Era hermosa y arrogante. Le gustaban los hombres grandotes. Cuando la conocí, estaba con un noviecito que le decían “Coqui”, que tenía facha y era altísimo, y que lamentablemente murió muy joven. Después se metió conmigo, que mido 1,88 y entonces tenía mucho lomo porque jugaba al rugby. Finalmente, se casó con Néstor, que mide 1,87. Era muy cariñosa y, en el fondo, vulnerable. Yo sentía que necesitaba mucho cariño y caricias. Me vivía inventando sobrenombres, uno de sus predilectos era “Munino” y no se perdía ninguno de mis partidos. Nos quisimos mucho. Sé que fui su primer amor y ella, el mío.
"Así recuerda Raúl Cafferata al hablar de Cristina Fernández. Aquella chica que conoció cuando ella tenía 15 años y él, 21. La primera vez que la vio, fue en el balneario del Jockey Club de La Plata. Ella pasó a su lado como un suave suspiro del verano agitado del ’68: minúscula bikini en un cuerpo perfecto, bronceada, enigmática y altiva".


Dos párrafos del libro "Reina Cristina", escrito por la periodista Olga Wornat.

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