Vergüenza ajena

En estas épocas donde las ideas son lo que más escasea en el supermercado de mi cerebro, me acordé de un post de Darío Gallo sobre el comportamiento de los periodistas argentinos durante las giras de Cristina Fernández de Kirchner (que no obstante sigue empeñada en ningunearnos). Eso llevó a que escribiera un tuit en Tuitiar y lanzara como disparador el tema del comportamiento de los periodistas sandwuicheros en los eventos que se realizan para lanzamientos de productos u otras yerbas. En la ocasión se prendió Mariana Nofal (del muy buen blog Los dos gallos) desde Tucumán y se produjo el siguiente diálogo:
marpensa @dariogallo escribió en su blog el triste papel de los periodistas en las giras de Cristina 02:38 PM September 27, 2007
marpensa Y yo quisiera sumarme al triste papel de los periodistas -eso es lo que dicen- en los eventos que se realizan aquí 02:39 PM September 27, 2007
marpensa Y yo quisiera sumarme al triste papel de los periodistas -eso es lo que dicen- en los eventos que se realizan aquí 02:39 PM September 27, 2007
marpensa Parecen muertos de hambre en los eventos y lo único que quieren es comer 02:39 PM September 27, 2007
@marpensa: el secreto del éxito (o del fracaso) de una conferencia de prensa son los sanguchitos 02:49 PM September 27, 2007
marpensa @mariananofal no me quedan dudas que es así, pero de ahí a guardárselos en el bolsillo hay mucho trecho 02:54 PM September 27, 2007
@marpensa: no sé por tus pagos pero aquí hay movileros que ganan 300. Hasta he pensado en habilitar una sede de cáritas en la sala de prensa ... 02:58 PM September 27, 2007
marpensa @mariananofal: y vos atribuis la falta de modales a los bajos salarios de los movileros? 03:01 PM September 27, 2007
@mariananofal: tengo compañeros que también ganan poco y no harían nunca eso 03:02 PM September 27, 2007@marpensa: es verdad. Tiene usted razón. Me excuso con mis compañeros y los suyos que nunca se guardaron el ágape en el bolsillo 03:09 PM September 27, 2007
Antes solía concurrir a entre tres y cuatro eventos por semana de donde partía avergonzado por los "periodistas sandwicheros", que eran capaces de matar a su madre con tal de estar cerca de la mesa de los postres o hasta acuchillar al mozo si no pasaban cerca de ellos con la bandeja. Ni hablar de los empellones a la hora de llevarse el correspondiente regalito. También estaban (o están, ya que no pierden las mañas) aquellos que realizaban tareas de inteligencia para precisar dónde se realizaba el evento y portando tarjetas truchas ingresaban a los mismos. La década del 90 fue generosa en éste y otros aspectos. Hoy se selecciona mucho a los invitados y hay que ser portador de "rostro" para ingresar a los mismos. Pero muchas veces me pregunto quién se habrá quedado con todas mis invitaciones en los últimos años, cuando por vergüenza ajena abandoné esos encuentros.

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