Una palabra K
—¿Qué sucederá con la nueva ley de radiodifusión?
—Espero que haya un gran debate parlamentario y que produzca lo que toda ley debe producir, que las cosas tengan tratos y relaciones más productivas. Hay sin duda un gran tema a discutir: la estructura jurídica de los medios de comunicación en relación a la monopolización de la palabra pública. Creo que la ley argentina debe ser tan prudente que limite la monopolización y, al mismo tiempo, recoja la gran tradición histórica cultural de los medios.
—¿“Clarín” miente?
—Esa consigna surgida de un modo de lucha inmediatista no me gusta. Clarín es un tema, y necesitamos un marco adecuado para tratarlo. Su redacción actual está formada en múltiples experiencias políticas, yo diría de todos los fracasos políticos argentinos: el desarrollismo, las ideas de los 70 también. Escribe con todos los síntomas del escepticismo y del fracaso argentino de hace más de un siglo. Ni Clarín sabe demasiado, porque sale medio espontáneamente, y además están los intereses complejos insertos en el sistema Clarín. Tiene un equipo de redacción muy heterogéneo y forma parte de un sistema irónico de la Argentina, habilidoso para la crítica y para las operaciones políticas y muy poco interesado en participar en el gran debate de ideas de la Argentina. No quiero decir que el tema de la mentira y la verdad no haya que tratarlo, pero no de esa manera.
—¿Hay alguna contradicción ideológica en el hecho de que los medios de Daniel Hadad sean los preferidos del Gobierno?
—Sí, hay una contradicción ideológica. A mí no me gustan, hablen a favor o en contra. Están regidos por algo de carácter soez y absolutamente prejuicioso, y con un reborde racista también. Esto puede hablar bien o mal del Gobierno, y es un tema también al que deberíamos destinar muchas horas de charla.
—Espero que haya un gran debate parlamentario y que produzca lo que toda ley debe producir, que las cosas tengan tratos y relaciones más productivas. Hay sin duda un gran tema a discutir: la estructura jurídica de los medios de comunicación en relación a la monopolización de la palabra pública. Creo que la ley argentina debe ser tan prudente que limite la monopolización y, al mismo tiempo, recoja la gran tradición histórica cultural de los medios.
—¿“Clarín” miente?
—Esa consigna surgida de un modo de lucha inmediatista no me gusta. Clarín es un tema, y necesitamos un marco adecuado para tratarlo. Su redacción actual está formada en múltiples experiencias políticas, yo diría de todos los fracasos políticos argentinos: el desarrollismo, las ideas de los 70 también. Escribe con todos los síntomas del escepticismo y del fracaso argentino de hace más de un siglo. Ni Clarín sabe demasiado, porque sale medio espontáneamente, y además están los intereses complejos insertos en el sistema Clarín. Tiene un equipo de redacción muy heterogéneo y forma parte de un sistema irónico de la Argentina, habilidoso para la crítica y para las operaciones políticas y muy poco interesado en participar en el gran debate de ideas de la Argentina. No quiero decir que el tema de la mentira y la verdad no haya que tratarlo, pero no de esa manera.
—¿Hay alguna contradicción ideológica en el hecho de que los medios de Daniel Hadad sean los preferidos del Gobierno?
—Sí, hay una contradicción ideológica. A mí no me gustan, hablen a favor o en contra. Están regidos por algo de carácter soez y absolutamente prejuicioso, y con un reborde racista también. Esto puede hablar bien o mal del Gobierno, y es un tema también al que deberíamos destinar muchas horas de charla.
Un segmento del reportaje que Perfil le realizó al titular de la Biblioteca Nacional, Horacio González.
Comentarios
Te saluda Juan Pablo Peralta