Para que esto no ocurra nunca más



"A veces me agarra dolor de cabeza en el medio del campo. Yo siempre llevo remera con cuello alto para taparme la cara y la cabeza".



El viejo territorio de La Forestal , la empresa inglesa que arrasó con el quebracho colorado, embolsó millones de libras esterlinas en ganancias, convirtió bosques en desiertos, abandonó decenas de pueblos en el agujero negro de la desocupación y gozó de la complicidad de administraciones nacionales, provinciales y regionales durante más de 80 años. El escenario es en Las Petacas en Rosario donde los pibes son usados como señales para fumigar. Por ende, los chicos son rociados con herbicidas y pesticidas mientras trabajan como postes o banderas humanas, para luego serán reemplazados por otros. Se comienza a fumigar las esquinas, lo que se llama 'esquinero'. Después se cuentan 24 pasos hacia un costado desde el último lugar donde pasó el 'mosquito', desde el punto del medio de la máquina y pararse allí- Los testimonios recogidos corresponden a los niños que participan en el hecho, cuyas edades van desde los 14 y 16 años. El 'mosquito' vuela bajo y 'riega' una nube de plaguicida. Los rocían con Randap y a veces 2-4 D (herbicidas usados sobre todo para cultivar soja). También tiran insecticidas y mata yuyos. "A veces nos dan de comer ahí y otras nos traen a casa, depende del productor", agregan los menores. Saben que los líquidos les pueden hacer mal. Incluso que pueden tener cáncer. La Agrupación de Vecinos Autoconvocados de Las Petacas y la Fundación para la Defensa del Ambiente emplazaron al presidente comunal Miguel Ángel Battistelli para que elabore un programa de erradicación de actividades contaminantes relacionadas con las explotaciones agropecuarias y el uso de agroquímicos.



Vía La Capital de Rosario

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