Cuando un conflicto de polleras activa al periodismo contra la política
Gary Hart pudo haber sido presidente de los Estados Unidos en las elecciones de 1988. Ya había perdido la ocasión en 1984 a manos del reverendo Jesse Jackson. Pero cuatro después le llevaba 12 puntos de ventaja a sus competidores de las primarias demócratas, hasta que el periodismo (siempre el periodismo) le descubrió un affaire con la modelo Donna Rice. De ahí a tener que renunciar a su candidatura un sólo paso.
Es este el momento en que me quiero referir a la película The Front Runner que refleja, hasta el mínimo detalle, el traspié de polleras de Hart y la actuación del periodismo, no sólo en el hecho sino en general. En todo momento del filme queda claro el concepto de lo que es noticia y la publicación o no, por parte del Miami Herald y luego los otros, de los pormenores del hecho. "Si una persona miente en su vida familiar, también nos mentirá como Presidente". Ese fue el argumento para el ataque contra Hart, que tanto hizo sufrir a su familia. Lejos de las actuales fake news y más cerca del cuerpo a cuerpo y las guardias hasta el cansancio de unos y otros.
El periodismo no es despiadado... es periodismo.
El periodismo no es despiadado... es periodismo.
Queda muy bien reflejado los diálogos entre Hart y el periodista del The Washington Post -que años antes había descubierto el Watergate, que le costó la presidencia a Richard Nixon, con el equipo de plumas encabezados por Ben Bradlee- quien le termina haciendo las preguntas que Hart jamás quería responder.
Para los amantes de las buenas películas y para aquellos que defendemos el culto que ejercemos el periodismo, The Front Runner es muy recomendable.
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