La Cristina que lloró al Flaco

Sus primeras palabras al enterarse de la muerte de Luis Alberto Spinetta fueron “estoy rota por dentro”. Cristina Bustamante fue el primer “gran amor correspondido” del músico y a quien éste le dedicara Muchacha ojos de papel. Previo al fallecimiento del Flaco había tenido una conversación donde le contó que estaba muy enfermo. “Yo antes le había mandado un mail y él, en su estilo críptico de toda la vida, me lo contestó y me pareció que algo andaba mal. Lo llamé y me confirmó que estaba muy enfermo, pero me dijo algo que me conmovió: Estoy preparado para ésto, vengo preparándome toda la vida para este momento, y yo ya dije todo lo que tenía que decir". Para Cristina Luis fue "el primero de mi vida en muchísimas cosas”, rememoró Cristina. 

Cristina jamás olvidó a Spinetta.
Comenzaron de novios con 17 años hasta el año 1972. En 1978 ella se fue a vivir a Venezuela y luego se radicó en Los Angeles, realizando docencia de idioma español. Actualmente es abuela de dos niños de su hija Celeste. Hace unos años, un periodista le preguntó si estaba segura de que ella era la “muchacha ojos de papel” del Flaco y Cristina respondió: “Qué te pasa, querido: yo incluso ayudé a darle forma a la versión definitiva de la letra. Le dije que eso parecía un catálogo de corpiños… Estuvimos de acuerdo en que pechos quedaba mejor. Yo nunca me di crédito por Muchacha… fue todo de Luis; el arte fluía a través de él”.  


Cristina abraza al Flaco antes de un recital 
que tuvo lugar en el Velódromo de Palermo.

“Muchacha ojos de papel”, de Almendra, se estrenó un viernes a la noche en el teatro Coliseo en 1969. Esta pieza poética dejó paralizados a los 1500 privilegiados que asistieron a ese sublime evento. Cristina y Luis escuchaban abrazados “la media hora de los Beatles de Modart en la noche”, uno de los programas más populares de la época. “Escuchábamos a los Beatles y dibujábamos; los tres dibujábamos bien: Luis, Emilio y yo. Y como yo sabía inglés y Luis no tanto, le traducía los temas de los Beatles; para él era una especie de heroína del inglés”, recordó.

Él era “miel pura, y no sólo conmigo. Hace unos años estaba en Buenos Aires tomando un café con él y lo llamó Mercedes, su pareja. Lo escuché hablar por teléfono con ella y me estremeció: abría la boca y de ella sólo salía poesía”. “Luis no era una persona religiosa; ninguna de sus letras habla de Dios, pero desde chico estudió filosofía y estoy segura de que fue eso lo que lo preparó para la muerte. Y pese a ser agnóstico, estoy segura de que John y George van a estar esperándolo donde quiera que vaya su alma”, relató.

Comentarios