Pugliese dejó su obra que se aprecia en las calles



Las esculturas de Alberto Olmedo y Javier Portales en la esquina de Corrientes y Uruguay; la de Mafalda en San Telmo; las que comerciantes eligieron para sus locales y las que llegaron a tener la bendición del Papa Francisco, como la del Cura Brochero, quedarán para siempre en el imaginario artístico que legó Fernando Pugliese. A poco de cumplir 82 años, el escultor nos dejó sus obras en las calles porteñas, en especial de hiperrealismo con personajes de la identidad argentina.

Realizadas en resina, arcilla y fibra de vidrio, las obras de Pugliese impactan por su hiperrealismo: desde Tato Bores con sus teléfonos y Minguito con escarbadiente en boca, a Julio Cortázar, Diego Armando Maradona, René Favaloro, Rodrigo, la Mona Jiménez, Atahualpa Yupanqui, Mono Gatica o Sandro frente al Gran Rex, pasando también por íconos internacionales como Rocky Balboa, Nelson Mandela y Frank Sinatra.

Además de personajes emblemáticos de la cultura argentina, con su estudio Pugliese el artista realizó imponentes construcciones como parque temáticos, entre ellos Tierra Santa en Costanera Norte -el primer parque religioso del mundo que se ve imponente desde la altura de un avión por sus cercanías al aeropuerto- y el del Cura Brochero en Traslasierra, en Córdoba. 

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