Para Rosa Montero, locura no es una mala palabra
En su nuevo libro, El peligro
de estar cuerda, la española
Rosa Montero construye una obra luminosa sobre la creatividad y su relación con los rincones oscuros de la inestabilidad mental,
partiendo de los ataques de pánico que vivió entre los 16 y los 30 años, y
recorriendo la historia de creadores y filósofos que sufrieron depresión o
trastornos mentales, búsqueda que le ha permitido dar "un
paso más hacia la aceptación de la vida y un paso más a perder el terror a la
muerte".
"Tengo la sensación de que es el libro de mi vida", confesó Montero, periodista y autora de
numerosas novelas y ensayos donde cruza el tema de la creación y el trastorno mental, una situación que la inquieta y que
la ha llevado a preguntarse por "el sentido
de la realidad y la irrealidad, de lo concreto y lo imaginario" y, como consecuencia, de la vida y de la muerte: "Cómo podemos acostumbrarnos a esa
cosa tan imposible, inmanejable e inhumana como es la conciencia de la
inevitable muerte", se preguntó.
"Estos son los temas básicos de mi obra, porque estoy
obsesionada por el paso del tiempo y por el sentido de la vida y el miedo a la
muerte, y con en este libro he dado un paso más hacia la aceptación de la vida
en todo su temblor, y un paso más en la perdida del terror a la muerte", afirmó.
"Entender qué sucede cuando tienes un trastorno mental
era una necesidad de supervivencia, uno de los temas de mi vida", reveló la autora, movilizada también por la
pregunta acerca de "qué
pasa con una cabeza -como la de los creadores- que está chisporroteando todo el
rato, que está constantemente llena de imágenes e historias", como en su caso.
Al igual que a otros escritores, esa desbordante imaginación
e invención de universos la ha llevado a escribir desde los cuatro años y a dedicar
largas horas de su vida "a inventar mentiras, y esto,
verdaderamente, es una actividad sumamente estrafalaria",
dijo la autora de La loca de la casa, La hija del caníbal y Te
trataré como una reina.
A partir de aquellas ideas que definió como persecutorias, hace
cuatro años inició "una especie de indagación
detectivesca, al estilo Sherlock Holmes, buscando respuesta a un misterio", indagando en investigaciones sobre neurología, psicología, psicoanálisis, psiquiatría y en las
reveladoras biografías de escritores y pensadores que han sufrido padecimientos
mentales, como Virgina Woolf, Sylvia Plath, el filósofo Louis Althusser, el
matemático John Nash, el sueco August Strindberg o Friedrich Nietzsche.
Según su experiencia, los ataques de pánico dejaron de
aparecer a los 30 años, cuando comenzó a publicar sus obras y fueron leídas. "La fórmula salvadora es escribir ficción, publicarla y que te lean, que te digan 'esto lo entiendo,
me siento como tu, me emocionan las cosas como te emocionan a ti'", escribir ficción "es algo muy parecido al delirio, un delirio controlado", aseguró.
"Si al cabo de un tiempo no encuentras a otro que te
dice estoy contigo, entonces lo escrito se convierte en el delirio del loco, en
un delirio que te aísla, en la ruptura de la narración común -señaló-, pero si
hay alguien, te traen al mundo. Si a esa sensación de pérdida de la realidad le
unes el estigma de que te empujen, es horroroso, pero si te traen, te cogen y
te meten en la vida, te da la posibilidad de ser uno mas con los otros".
La autora citó el caso del autor estadounidense Nathaniel
Hawthorne. En su famoso cuento Wakefield, el protagonista se marcha de casa, alquila una vivienda
cerca para ver qué ocurre en su ausencia con su
familia y vuelve después de 12 años. Montero recordó que Hawthorne estuvo
encerrado en la casa de su madre muchos años porque sufría agorafobia y pudo salir
recién al publicar su primera obra. "La narración te mantiene en pie, es como un esqueleto exógeno que te
mantiene en vida", afirmó.
Para Montero "es una
desgracia" que la sociedad estigmatice a los
quienes padecen enfermedades mentales: "Se oculta que
existan problemas de salud mental y es una barbaridad porque estamos intentando
ignorar una realidad absolutamente común. Según la OMS -y me parece una
estimación super conservadora- un 25 por ciento de la población mundial va a
tener un trastorno mental una vez en su vida, lo que quiere decir que todo el
mundo va a sufrir un trastorno mental, o sea alguien muy cercano a cualquiera
de nosotros, amigos, mujer, marido, hijos o hermanos".
Según la autora, "la gente
mas importante de la historia, que ha cambiado la historia, han sido personas
con trastornos mentales: Newton tenía delirios
psicóticos; Marie Curie tenía depresiones, es
posible que fuera bipolar y anoréxica, y como ellos, montones. Gente con
trastornos mentales de una utilidad y una brillantez increíble".
La escritora señaló que "la
mal llamada locura es una ruptura de la narración
colectiva o común. Lo que llamamos locura es una soledad de un calibre que si
no has estado ahí no sabes lo que es, es como si te salieras de la especie
humana, por eso no la puedes transmitir, estás fuera, crees que has perdido la
palabra. Si a esa soledad tremenda le añades la soledad impuesta por el estigma
social puedes perder para siempre a esa persona, una persona que podría ser el
próximo Newton", alertó.
Montero, que durante la pandemia inició, como muchos
escritores, una serie de diálogos virtuales con sus lectores, que luego dieron
paso a un taller literario, sostuvo que ese período de encierro permitió
visibilizar los trastornos mentales: "Se ha
quitado la tapa por primera vez con la pandemia, se ha empezado a hablar
claramente en todas partes y ha sido un adelanto tremendo con un precio muy
alto, porque la pandemia ha empeorado mucho la salud mental", no obstante, "el avance
es enorme -afirmó-, porque, cuando se ha destapado
la olla, se vuelve irreversible.
Télam
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